Los avances en el mundo de la construcción han traído consigo aspectos ventajosos, aunque no todos ofrecen los resultados que todos esperaban. En esta entrada, te contaremos qué es el síndrome del edificio enfermo, en qué tipos de construcciones es más frecuente y cómo influye en la salud de quienes ocupan los edificios afectados por este problema.
¿A qué llamamos síndrome del edificio enfermo?
La OMS definió en el año 1982 el síndrome del edificio enfermo como el conjunto de molestias o enfermedades que el estado de la edificación produce en sus ocupantes. El origen de dichas patologías tiene su origen en un estado deficiente de un edificio, generalmente provocado por la contaminación del aire, que crea un ambiente viciado y cargado.
Otras de las causas del síndrome del edificio enfermo tiene lugar en los materiales con los que se realizó la construcción, como por ejemplo el PVC. Otros desencadenantes son el uso excesivo de elementos tecnológicos, la existencia de una gran carga de energía estática, cableados en mal estado o una baja humedad en el ambiente.
Causas del síndrome del edificio enfermo
Por lo general, este tipo de problemática tiene lugar en edificios de oficinas muy tecnificados o en los conocidos como ‘edificios inteligentes’. En ellos, no es posible abrir las ventanas y cuentan con sistemas de climatización automática o sistemas de ventilación forzada que no funcionan correctamente o que recirculan el aire de forma parcial.
De hecho, la falta de ventilación es la causa más frecuente que convierte a un edificio aparentemente sano en uno enfermo. De no existir ventilación natural, deben integrarse sistemas de ventilación forzada que recirculen el aire de forma eficaz y por zonas, en lugar de utilizar un mismo sistema para muchos espacios de grandes tamaños. Solo de esta forma se conseguirá una calidad del aire óptima que evite problemas en la salud de las personas.
Del mismo modo, el SEE también suele ocurrir en aquellos espacios cuyos suelos o paredes están recubiertos de materiales textiles, como moquetas, o construidos con materiales de baja calidad.
Síntomas del síndrome del edificio enfermo
Aunque la denominación de esta patología hace referencia al propio edificio, lo cierto es que quien sufre las consecuencias son las personas que se encuentran en él. Algunos ejemplos de enfermedades o síntomas que puede ocasionar este tipo de edificios en la salud del ser humano son los siguientes:
- Irritación de ojos, nariz y garganta.
- Dolores intensos de cabeza.
- Resfriados.
- Sequedad en las vías respiratorias y secreción nasal.
- Fatiga y mareos.
- Ronquera en la voz.
- Piel seca.
- Vértigos.
- Asma.
- Lipoatrofia semicircular.
Esta última enfermedad se caracteriza por la atrofia de una zona del tejido graso que se encuentra bajo la piel. Lo más común es que los síntomas aparezcan en la zona de los muslos, aunque también pueden surgir en glúteos, piernas, brazos o abdomen.
¿Cómo se diagnóstica el síndrome del edificio enfermo?
Según la Organización Mundial de la Salud, para determinar si un edificio puede ser considerado o no como enfermo, es necesario que más del 20% de sus ocupantes o trabajadores tengan algún tipo de molestia o problema de salud derivado del tiempo pasado en el interior de la edificación.
¿Cómo curar el síndrome del edificio enfermo?
España tiene, al menos, un 30% de edificaciones que padecen el síndrome del edificio enfermo y la Comunidad de Madrid es uno de los lugares con más edificios de oficinas del país. En todos estos casos, es primordial su rehabilitación, de modo que se evite que sus ocupantes desarrollen problemas de salud como los anteriormente mencionados.
En Obras y Proyectos Aria, nos encargamos de la rehabilitación de edificios en Madrid, llevando a cabo trabajos que tienen el objetivo de mejorar la habitabilidad y condiciones de seguridad de viviendas o edificios empresariales.
¿Cómo se puede prevenir el síndrome del edificio enfermo?
A grandes rasgos, evitar que un edificio enferme no es una tarea complicada, y es que basta con seguir unas pequeñas nociones que te listamos a continuación.
- Contar con un buen sistema de ventilación y realizar su mantenimiento de forma periódica.
- Instalar un buen aislamiento térmico, como el SATE.
- Mantener un nivel de humedad idóneo.
- Priorizar el uso de luz natural.
- Evitar colocar suelos o revestimientos para paredes de moqueta.
- Construir y amueblar con productos de calidad.
A pesar de que las consecuencias de trabajar o residir en un edificio enfermo no son graves para la salud, es esencial saber que tiene consecuencias y que es mejor atajar y ponerle solución a este problema lo antes posible.
